3 tips para afrontar el problema del sexo en…
¿Te ha ocurrido? ¿Tienes ―o has tenido― el problema de no saber qué hacer con una amistad que te moviliza las hormonas sexuales?
Es complicado, sin duda.
Tanto si se llega a realizar el contacto erótico como si no, la conflictividad es de difícil solución y por lo general, el resultado termina no siendo el apetecible.
Revisando decenas de casos en los cuales la sexualidad ha tensionado el vínculo entre un par de personas amigas, me quedé solamente con 3 de las tantas fórmulas que se intentan para salir airosos del predicamento.
Dependiendo de la estructura emocional de cada cual y de las circunstancias particulares en que ambos se desenvuelvan, las opciones que ofrecen mejores posibilidades son las siguientes:
- Aléjate físicamente y mantén solo un contacto a distancia o en ocasiones estrictamente sociales.
He aquí el caso que describe Johann Wolfgang Goethe en sus Cuitas del joven Werther. El protagonista, al sentir que está enamorado de la novia de su mejor amigo, decide trasladarse a otra ciudad y despecharse en soledad.
Esta vía resulta especialmente, si es uno solo de los participantes quien está movilizado sentimental o eróticamente hacia el otro.
Desde luego, hace falta mucha entereza y una buena dosis de tacto e inteligencia para que la amistad no se lesione definitivamente.
Las excusas para no encontrarse o hablar fuera del contexto habitual, tienen que ser bien pensadas y adecuadas al estilo relacional que se ha mantenido.
Si no se desea perder definitivamente el vínculo, esta es la salida más recomendable.
- Lleva la amistad a otro nivel.
El escritor francés Honoré de Balzac, dijo en una oportunidad:
“Solo concibo la amistad entre un hombre y una mujer, luego de cumplir tres fases: Compañeros, amantes y amigos”.
Con esto aludía a algo que luego planteó la teoría psicoanalítica, como un fenómeno de desplazamiento.
Es decir, que cuando existe una atracción erótica, la relación puede sumar este aspecto y concretarse en una interesante combinación de amistad y sexualidad. Eso sí, manteniéndose siempre dentro de unas fronteras que no trasciendan al plano de lo amoroso, con todas sus implicaciones.
Una confusión de sentimientos que conduzca a “fabricar un amor”, donde solo hay elementos básicos de atracción física, suele acabar en sufrimientos innecesarios y eventualmente, en la lamentable separación que en principio se deseaba evitar.
- Entra a la sexualidad a través del enamoramiento.
Si descubres que más allá de lo sexual, existen unos sentimientos más profundos, lo ideal sería chequear que el otro esté en sintonía con la misma emoción y revelar abiertamente lo que ha estado encubierto en el velo de una amistad.
Muchas parejas de larga duración y gran felicidad, han comenzado como buenos amigos, derivando luego hacia un vínculo más profundo.
Una base de confianza, compañerismo y mutua solidaridad, garantizan una estructura resistente al paso del tiempo y al decaimiento de los impulsos sensuales.
Claro está, que el enamoramiento debe estar previamente en el fondo de ambos protagonistas.
De no ser así, se corre el riesgo de quedarse atrapado en una pantanosa incertidumbre, de la cual alguno de los dos ―o ambos― puede salir muy lastimado.
Usar la capacidad de raciocinio y tomar medidas a tiempo, siempre será la clave para elegir entre el dolor y la alegría.
Pon atención a las señales y piensa antes de actuar.