¿EL CHAVO DEL 8? ¡CUIDADO, PUES!
Dentro de las posibilidades patológicas que hay en las relaciones de pareja, existe una con cualidades muy particulares y que, por lo frecuente de su presencia, vale la pena mencionar en este espacio.
Se trata de una persona (los hay en los dos géneros, pero más en el masculino) que actúa como si fuera víctima del mundo, un ser lisiado emocionalmente, a quien su pareja debe brindar los mayores cuidados y soportar abusos extremos, sin reprocharle su comportamiento, ni separarse de él.
En su conducta se asemeja mucho al célebre “niño” de la serie mexicana El Chavo del ocho quien, valido de su condición de pobre y abandonado, abusaba de los amigos, manipulaba a las personas para que golpearan a otros, se burlaba de los mayores, dañaba la propiedad del vecindario y cuando se le castigaba por sus travesuras, apelaba a la lástima ajena, exclamando con voz quejosa: “Es que no me tienen paciencia”.
Tal como el taimado huérfano de la serie, el personaje inmaduro y manipulador, se muestra simpático (a) e ingenuo (a), pero torpe y cruel en sus relaciones o en el cuidado que debe brindarle a quien dice amar y cuando se le hacen ver los daños que causa, no es raro que se justifique con una frase equivalente a la célebre: “Fue sin querer queriendo”.
Si usted identifica rasgos de esta clase en el ser con quien se encuentra en una relación amorosa, sinceramente le deseo muy buena suerte y que Dios le dé nervios de acero.
En lo particular, he tenido ocasión de tratar a las víctimas del “Chavo” y créame, no es agradable estar en sus zapatos.
A menudo, estas últimas son personas bien intencionadas y dignas de mejor destino; pero la amargura, los sentimientos de culpa que se les movilizan cuando tratan de tomar una acción decisiva y la soledad que internamente les acompaña, les hacen lucir como si su edad real se hubiera multiplicado por dos.
Así que, ¡Ojo con los individuos que abusan, pero que son más que todo, tiernos o cómicos!
Muchas veces las risas que ellos provocan, terminan en un manantial de lágrimas.