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LA ADORACIÓN AL TÓTEM. Una falla evolutiva.

Tótem

       Sin duda, una de las tareas que hacemos con menos eficiencia los seres humanos es crecer emocionalmente. Es decir, superar los estadios de la infancia en los cuales la fantasía nos ocupa el pensamiento y creemos tener muchas satisfacciones, pocos esfuerzos y ninguna responsabilidad.

Tal vez el ejemplo más patético de ese fracaso evolutivo es el de aquellos que se postran ante un personaje “ideal” ignorando cualquier defecto que éste pudiera tener para atribuirle poderes situados en el plano de máxima elevación espiritual.

No solo dentro del ámbito de lo religioso, sino también en cualquier otra área de actividad mundana, podemos encontrar esos lamentables peregrinos que han olvidado su valor como individuos para arrodillarse ante su tótem particular, tal como lo hacían los hombres primitivos ante una roca, un animal o un pedazo de madera tallada por ellos mismos.

Esta última imagen es la que mejor representa al mecanismo que activa la adoración sumisa hacia un ser que se ha elevado a los altares de la idealización.

Por lo general, el tótem emocional es fabricado con la madera de las carencias, las frustraciones o los deseos que se ven como imposibles de ser alcanzados por propio esfuerzo.

Un ejemplo dramático de ese penoso cuadro, lo tenemos también en el campo de la pareja.

La tendencia a ilusionarse creando figuras angelicales, aun cuando puede ser parte del enamoramiento inicial, se ve con mayor frecuencia en aquellos que han padecido abandonos afectivos en la niñez y quienes menos valor se dan como personas.

Endiosando al otro, se evitan confrontaciones consigo mismos (as), las cuales les plantearían un mejor análisis de su mundo interno.

Lo más triste es que en ese vano intento, no solo sacrifican su dignidad, sino que el choque que querían ahorrarse, se produce cuando el otro –como buen ser humano que es– demuestra sus limitaciones y cae del pedestal donde se encontraba.

Idealizar equivale a aumentar las posibilidades de frustración, pero ¿quién puede bajar a la tierra a un pensamiento llevado por las ilusiones?