Una personalidad “plástica” o lo bueno de imitar.
Durante toda mi vida infantil y juvenil, escuché horrendas frases limitantes como: “Loro viejo no aprende a hablar”, “Estás muy viejo para la gracia” y otras consejas populares que instaban a no hacer nada más allá de lo conocido y conformarse con lo aprendido hasta el final de la juventud.
Afortunadamente, siempre he contado con mi curiosidad y con una variedad de buenos maestros y mientras estudiaba Psicología, uno de ellos me habló sobre la condición “plástica” de la personalidad, la cual permite ser flexible e incorporar nuevos esquemas conductuales, sin importar la edad que se tenga.
Enfatizaba que para ello lo único necesario era mantener al día, tres conceptos que comienzan por la letra i, los cuales conforman la base del pensamiento en la niñez:
Interés, Imaginación y capacidad para Imitar.
Sí…, ha leído usted bien ¡IMITAR!
Confieso que mí también me sonó raro y por ello, he decidido escribir unos breves párrafos para recomendar el mantenimiento de tan extraordinaria función.
Veamos:
Todo el mundo sabe que los niños crecen imitando tanto a los adultos significativos, como a sus pares. ¿Cierto?
Pues, bien…. Una vez tragadas y digeridas las conductas observables, las asimilan hasta volverlas parte de su propia forma de ser. Esto se denomina Introyección (Otra “i”).
Quien ha acogido como una verdad absoluta que existe un tope para aprender, considera una tontería copiar lo bueno que hacen otros y se resigna a ser un viejo rígido e impenetrable.
En cambio, quien se da el permiso de imitar y adaptar lo observado a su estilo personal, enriquece su repertorio vital hasta el punto de que puede llegar a la vejez más avanzada, sintiendo que todavía hay miles de cosas que no ha visto para ensayarlas… y sigue probando.
¿No es ese un pronóstico excelente para el futuro? En mi opinión, lo es.
¡Vamos! Quítese de la cabeza el cilicio que bloquea su “plasticidad” mental.
Imite lo que hacen los mejores. Tal vez no lo haga tan bien como ellos, pero ¿a quién le importa? El placer está en darse el chance de ser genio por un instante y hay tantos en el mundo que le faltará tiempo para copiarlos a todos.
Al final quedará solo consigo mismo(a); pero en la grata sensación de estar en compañía de ese gentío a quien le ha robado uno que otro rasgo
Una soledad muy acompañada, como diría Benedetti.
¿Ve?…otro genio a quien he copiado ¡y con mucho gusto!