Tres recursos positivos de tu mente. Aprende a potenciarlos…
A veces la vida se nos pone difícil, la ruta se vuelve accidentada y avanzar desde el punto en que nos encontramos parece una tarea titánica.
¿Qué hacer? ¿Cómo recuperar la confianza y emprender de nuevo el esfuerzo necesario para salir del atolladero?
Lo primero es pensar correctamente. Es decir, no dejarte arrastrar por la desesperación, actuar de forma azarosa y complicar más la situación.
En vez de aturdirte con escenarios catastróficos, imagínate a ti mismo(a) como un vehículo de alta gama dotado de un repertorio eficiente para enfrentar emergencias.
Observa atentamente, revisa y verás que allí, dentro del compartimiento de herramientas tienes tres muy útiles.
Te digo cuales son:
- Tu experiencia previa en solución de conflictos:
La neurociencia ha demostrado que el cerebro es un órgano siempre dispuesto a reproducir conductas motivadas por el éxito. Una buena práctica es acudir a tu memoria y recordar lo que hiciste anteriormente para resolver un problema, aun cuando no sea exactamente igual al que confrontas en la actualidad.
Tu corteza cerebral se activará con la energía que te activó en aquella coyuntura y modelará tu conducta hacia un comportamiento exitoso.
- Tu capacidad para sentir placer:
Aun cuando en el momento presente estés inundado(a) por el malestar, en tu cuerpo y en tu mente hay espacios ocupados por recuerdos saturados de placer.
Dedica unos minutos de menor estrés a ubicar aquellos instantes pasados en que reíste de buena gana. Evócalos hasta en mínimos detalles y con todos los sentidos de tu cuerpo.
Añade al proceso los días que pasaste en unas vacaciones con tu gente querida, la fiesta en que te divertiste un montón, los juegos de tu niñez o lo que sea que te genere sensaciones placenteras.
Tu corteza cerebral se iluminará con destellos eléctricos, activadores de pensamientos positivos y es sabido que entre el dolor y el placer, la mente escoge lo segundo.
En un escenario que presenta figuras risueñas y manos amables, hay una fuente inagotable de poder. No lo desaproveches.
- Tu energía residual:
Supongamos que estás exhausto(a) y decaído(a) por los intentos infructuosos que has realizado.
Esto es, que te encuentras al borde del colapso. ¿Cuál es la mejor opción? ¿Entregarte y caer en la depresión más absoluta?
¡Pues, no! Sería de una torpeza intolerable no mirar a tu tablero y percatarte de eso que en los automóviles se llama: Reserva de combustible.
Aquel reservorio que los fabricantes dejaron para mantener el motor en funcionamiento cuando el indicador está en rojo, también existe en tu aparato mental.
Las endorfinas que en los deportistas producen el llamado «segundo aire» te ayudarán a ponerle un extra al esfuerzo y salir adelante.
Cuando creas que ya lo has dado todo, inténtalo otra vez pero con una nueva estrategia. Coge otro camino, plantéate una meta diferente, emplea a fondo tu intelecto y pisa el acelerador.
Te aseguro que con la reserva llegas al menos, hasta la siguiente gasolinera.
¿Ves cómo sí tienes material de apoyo?
Recuerda, la solución no está en el afuera sino en la base más profunda de tu espíritu.
No necesitas milagros ni gurús orientadores. Si usas lo que Dios te dio, las cosas irán mejor.
¡Confía en ti!