8 RASGOS TÍPICOS DEL PENDEJO PERFECTO
A continuación algunas de las características que destacan en una personalidad débil y expuesta al virus dañino de la pendejidad. Revíselas cuidadosamente para determinar si alguna de ellas, se encuentra activa en su forma de ser. De ser así… comience a preocuparse.
1. Sin malicia.
De primera mano acepta que la mayoría de la gente es naturalmente sana y por ello, casi siempre anda por la vida sin un sistema de alarma y ni tan siquiera lleva en su bolso un spray de gas pimienta.
2. Inseguro.
Duda antes de tomar la más mínima decisión, particularmente si se trata de poner límites o distanciarse de una relación afectiva que se ha vuelto perniciosa. Con frecuencia falla en esta última tarea, porque idealiza a la figura amada hasta el punto de colocarse como alfombra, si es que ella necesita pasar sobre un charco de agua sucia.
3. Obediente y sumiso.
Nunca llega a ser un líder y se rinde con gran facilidad ante quien le muestre algún don de liderazgo. Su proclividad a la sumisión, la cual siempre se presenta como su primera opción, es imposible de resistir.
4. Dependiente.
Como consecuencia de lo anterior, se vuelve adicto a las personas y les atribuye propiedades rayanas en lo sobrenatural, las cuales pueden ejercer un dominio absoluto sobre su personalidad.
5. Generoso al extremo.
Por la necesidad de sentirse valioso o querido, inunda a los demás con atenciones y cuidados que a veces ni se le están solicitando, ni parecen ajustados a las necesidades reales de los demás.
6. Culposo.
Por lo general se siente culpable hasta de la sequía en el Kalahari e intenta a toda costa solucionar los problemas que crea haber podido causar, postrándose sin remilgos a los pies de quien le manipule sus sentimientos de culpa con algo de habilidad.
7. Escaso sentido del humor.
Este personaje tiene dificultades para tomarse las cosas un poco a la ligera. Es lo que se suele llamar – y de hecho pugna porque se le catalogue de esa manera – “una persona seria”.
Cuando recibe un mensaje formulado de manera irónica o chistosa, frecuentemente queda fuera de lugar, puesto que entiende tarde el sentido de lo que se le ha querido decir o lo malinterpreta, causando desconcierto en quienes le observan.
8. Maneja mal la agresión.
Si hay algo que confunde y vuelve caótico el mundo interno de un pendejo es la percepción de su propia rabia. Así como no es capaz de agredir a nadie, es propenso a ser duro y excesivamente drástico consigo mismo. Esto hace que se identifique con la violencia que desde fuera se dirige contra él y por eso, no la repele sino que la usa como látigo para el autoflagelo.
(EXTRACTO DEL LIBRO; No sea usted tan pendejo. César Landaeta H. Ed. Alfa. Caracas 2010)
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falto los accidentes pendejos